domingo, 3 de junio de 2012

10. Clamando por ayuda.

Clamando por ayuda
En algún momento de nuestras vidas, o en varios momentos, todos atravesamos circunstancias que nos han llevado a formularnos las preguntas:
¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué yo?
Son esos momentos olvidables en los que parece que todo se derrumba en un solo minuto, y nosotros quedamos parados en el medio de ese derrumbe, aturdidos, atónitos, paralizados, sin el mas mínimo poder de reacción.



Y cuando podemos abandonar a duras penas ese estado casi catatónico, generalmente en la cumbre de nuestra desesperación, tomamos las peores decisiones, como gastar tiempo y/o dinero en métodos inservibles, o en consultas a personas para nada idóneas, o en espejitos de colores.
Después nos sobreviene la etapa en que nos despabilamos del todo y tomamos conciencia del momento que estamos padeciendo y de cómo lo empeoramos con medidas apresuradas. De última te acordas de clamarle a Él.
Seguramente esto debe haberle pasado a Jairo cuando enfermó su hija.
Marcos 5: 21 Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar.
22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,
23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.
Jairo un hombre adinerado, debe haber buscado la manera de ayudar a su hija consultando a todos los que pensó que le podrían ayudar, sin embargo su poder y su dinero de nada le sirvieron.
Cuando su hija se agravo y comenzó a agonizar, aún en contra de sus pares y sin temor a lo que ellos pudieran murmurar, se jugó su última carta.
Pero Jairo hizo dos cosas que no todos hacemos:
1ro. Reconocer que nada de lo que él hiciera o poseyera podía ayudar a su hija, necesitaba una ayuda externa.
2do. La ayuda vendría solo de Aquél que iba en contra de casi todos sus afectos, y que a partir de ese momento, seguramente le darían la espalda.
A diferencia de otros muchos, Jairo había oído hablar de Jesús y creyó que Él podía ayudarlo, muchos que creen conocerlo mas no creen en su poder y voluntad para ayudarnos, y lo dejamos como última alternativa cuando en realidad debiera ser la primera.
La cuestión es saber, crease o no, que nuestro Dios es el único que puede resolverlo todo, entonces para que esperar hasta el final para pedir y obtener su ayuda. Jairo al ser uno de los principales de la sinagoga, probablemente había negado que Jesús fuera el hijo de Dios. Pero como estaban dadas las circunstancias no le quedo otra manera de buscar ayuda para su hija, en Él que todo lo puede.
Cuantas personas de las que conocemos, encontrándose ocupadas al momento de requerir su ayuda, dejan de hacer lo que están haciendo para ayudarnos. Pese a la multitud que lo rodeaba Jesús dejo todo para acompañarle.
Dice Marcos 5: 24 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban.
Cuando comenzaron a caminar hacia donde estaba la hija de Jairo, Jesús se detiene porque siente que había salido unción de Él, una mujer con flujo de sangre por muchos años toca la punta de su manto y al instante es sanada, el Señor se queda hablando con la mujer por unos instantes.
¿Qué habrá pensado Jairo en ese momento, que hubieses pensado tú si ante tu urgencia alguien interrumpe el paso de tu Salvador?.
Y esto no termina ahí, al momento vienen a avisarle que su hija había muerto, ¿cómo se habrá sentido Jairo, como te hubieras sentido tú ante una situación similar? Seguramente debe haber sentido desesperación, tristeza, angustia en su máxima expresión. Siempre encontraras, en el camino junto al Señor, gente (muchas veces usadas por el engañador) que tratará de desalentarte.
Marcos 5: 36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
Muchas veces no debemos apresurarnos en nuestras reacciones, sino esperar que nuestro Señor conteste por nosotros. Aquí se ve otra característica de Jairo, la paciencia afirmada en la fe de que Jesús le había prometido ayudarlo, sabiendo que no lo iba a defraudar.
Y siguieron el camino, en medio de burlas.
Marcos 5: 41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate.
42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.
Jesús el Dios de lo imposible, te ama, dio su vida por ti y por mí, clama a Él en primera y no en última instancia. Porque Él está esperando que tu pidas de su ayuda, con fe, con paciencia, con humildad y humillación.
Y Él hará.

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