sábado, 4 de diciembre de 2010

02. ¿Conoces la historia de Bartimeo?

¿Conoces la historia de Bartimeo?
Bartimeo, era un Judío ciego, que mendigaba por las calles de Jericó, obviamente estamos hablando de la época en que Jesucristo desarrollaba su ministerio aquí en la Tierra.
Hasta el primer párrafo todo bien, un relato normal, pero si queremos alcanzar a comprender o dimensionar en su total plenitud la obra del milagro de Dios, deberíamos impostarnos (ponernos en el lugar de otro) en la vida de un ciego en aquél entonces.



Seguramente llegaríamos a la conclusión de que no debe haber sido para nada fácil, eso si tenemos en cuenta que en esa época aún no existían ni los bastones blancos, ni el método Braille, ni las escuelas para ciegos, ni los perros entrenados, ni las lentes intraoculares, ni las operaciones correctivas con rayo laser, ni la ley de discapacidad para las personas con capacidades diferentes, etc.
Y es más, aunque nos parezca un pensamiento descabellado, ni siquiera existía el Google, ni el Messenger, ni el Facebook.  Te resulta un poco loco, conozco a más de uno que sin Internet colapsan y aseguran no poder vivir.
Desde el punto de vista del estudio meramente intelectual e investigativo, mi deber es mencionar que se observan algunas inconsistencias en los relatos de los evangelio que cuentan este episodio, me refiero a Mateo 20:39-34, Marcos 10:46-52 y Lucas 18:35-43.
Por ejemplo, Mateo se refiere a dos ciegos mientras que Marcos y Lucas mencionan solo uno.  Mateo y Marcos dicen que esto sucedió al momento de la salida de Jesús de Jericó y Lucas cuando iba entrando al pueblo.  Mateo dice que solo estaban sentados, Marcos y Lucas que estaban además mendigando, y otras pocas cosas más, pero que en realidad nada de esto opaca el verdadero suceso glorioso del milagro de Jesús al devolverle la vista al ciego.
Dejando de lado todo lo anterior y tomando como referencia el pasaje relatado por Marcos 10:46-52.
Hallamos a un ciego llamado Bartimeo sentado junto al camino, y a Jesús rodeado de una gran multitud de gente que le seguía, pasando justo por allí, cerca del ciego, que cuando se dio cuenta comenzó a gritar desaforadamente llamándolo – “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!”.  Y la gente le reprendía por dar semejantes alaridos insistiéndole que desista, pero él en lugar de callarse daba gritos aún más fuertes, fue entonces que Jesús lo escuchó, lo mando a llamar y le preguntó que quería que le hiciera.
Vamos a hacer un párate acá y analicemos que es lo que pasó. 
Para empezar, la insistencia y vehemencia de Bartimeo en su llamado pese a la oposición de la gente, fue lo que detuvo a Jesús y cambio definitivamente la vida del ciego.  Acá se nos enseña que debemos ser insistentes con nuestras peticiones, es decir, si Bartimeo le hacía  caso a la gente y se callaba, lisa y llanamente no solo hubiera  permanecido ciego sino que además hubiera perdido la salvación.
Por otro lado, ¿no te parece raro que Jesús pregunte “¿Qué quieres que te haga?”?, hasta yo me hubiera dado cuenta que el ciego quería ver.  No pienses que pretendo hacerte dudar de la inteligencia de Aquél que tiene toda la sabiduría, sin embargo en este momento Jesús nos quiere mostrar algo muy importante.  Si bien el evangelio de Juan 14:13 y otro montón de pasajes similares repiten la misma consigna “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.”
Hay algo más que nos enseña el Señor en este pasaje y que reviste una gran importancia, la petición debe ser hecha en forma específica, concreta, determinada y proclamada con voz audible.
Y lo más importante, debemos pedir con la absoluta convicción de que Dios responderá a nuestras peticiones, es decir con fe ciega.
Hace poco leí una historia que decía algo más o menos así.
Iban caminando un discípulo y su maestro, al llegar a una fuente se sientan en el borde y el discípulo le interroga – Maestro ¿Cómo podría llegar a encontrar a Dios?.  Sin mediar una respuesta el maestro sumerge la cabeza de su discípulo en la fuente por varios minutos, y luego lo saca y le responde – Cuando busques al Señor de igual manera que anhelabas el aire para respirar, le hallarás.
Concluyendo, podemos decir que la sabiduría de nuestro Dios es tan grande que utilizó a un ciego para enseñarnos a ver.  Gloria a Dios!!!
M.R.V.

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