"La verdadera libertad no se obtiene tratando de escondernos del sufrimiento, ni menos de la muerte. Sino siendo libres del temor y confiando que ni aún la muerte nos puede quitar la vida. Cuando una persona es llena del Espíritu Santo le pierde el miedo a la tortura, al sacrificio, le pierde el miedo a los humanos, porque sabe que el morir es ganancia y lo último que nos pueden quitar es precisamente la vida. Y si la vida para nosotros no es más que algo temporal, porque después de la muerte nuestra verdadera vida comienza a existir.
Entonces somos más que vencedores. Más que vencedores porque vencemos más allá de la misma muerte"
Aporte: Ptor. Armando Alducin
Ciclo de conferencias del Libro Hechos de los Apóstoles
Mejico