PIRINDICUELA (cuento sobre el
orgullo)
Pirindicuela estaba muy orgullosa de haber conseguido el
título de Miss Libélula en el concurso de belleza y de convertirse en la
libélula más bonita del río.
Volaba
y volaba sin parar de un lado a otro para que todos vieran sus preciosas alas
de color azul metalizado con reflejos verdes, que habían provocado la
admiración del jurado.
Cuando se cansó de volar, se posó sobre la hoja de un
árbol y vio que el castor Serafín se acercaba nadando:
No
sé qué tienes tú que no tengan las otras libélulas – le dijo muy serio el
castor.
-
¡Mírame bien! – y Pirindicuela dio vueltas a su alrededor para que la admirara.